«La tierra, el agua y los alimentos no son meros bienes, sino la base misma de la vida y de la relación de estos pueblos con la naturaleza», reitera en el mensaje. «Defender estos derechos no es, por tanto, sólo una cuestión de justicia, sino la garantía de un futuro sostenible para todos». «Animados por el sentido de pertenencia a la familia humana», concluye el Papa, «podemos garantizar a las generaciones futuras un mundo en línea con la belleza y la bondad que guiaron las manos de Dios al crearlo». De ahí el deseo de que los responsables de las naciones puedan tomar «las medidas adecuadas para que la familia humana camine unida en la búsqueda del bien común, de modo que nadie quede excluido y nadie se quede atrás».